viernes, 25 de mayo de 2007

Hay que rescatar nuestras tradiciones

Hoy, 25 de mayo, aniversario patrio, es más que oportuno mencionar que para estimular a los estudiantes a investigar la historia local, las culturas indígenas, los mitos y las leyendas, la inmigración y los hechos relevantes de la región, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, el diario LA NACION y la Fundación Cargill organizan el concurso "Rincón Gaucho en la Escuela"
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Un aporte importante a la tarea de rescatar y difundir nuestras tradiciones
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La iniciativa nació en 2004, cuando la empresa norteamericana Cargill, radicada en la Argentina desde hace 60 años, íntimamente ligada a la actividad agroindustrial local y con una fuerte acción comunitaria en favor de una mejor educación, le propuso a nuestro diario proyectar desde la sección Rincón Gaucho, del suplemento Campo, un concurso para estudiantes del ámbito rural que cursasen el tercer ciclo de EGB y del polimodal, poniendo el acento en el conocimiento de las culturas locales
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Al año siguiente, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología se sumó al proyecto y permitió darle alcance nacional, asegurando su difusión y promoción en más de 6000 escuelas rurales de todo el país
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Las condiciones del concurso constituyen un fuerte incentivo para los jóvenes participantes
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Se les requiere escribir trabajos originales e inéditos sobre la evolución de la agricultura y la ganadería, la inmigración, los factores de progreso (estancias, estaciones de ferrocarril, almacenes, pulperías, clubes, escuelas), los artesanos, los payadores y los troperos, entre otros temas del mismo cuño
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Y los autores de los mejores trabajos -tres por categoría, más diez menciones para cada una de ellas- son premiados con viajes y libros
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Las distinciones son extensivas a las respectivas escuelas y a los docentes que han guiado a los premiados
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No es exagerado ni cursi expresar que así se hace patria con mucho mayor vigor y hondura que los de ciertas proclamas tan altisonantes como oportunistas
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Máxime, porque en los dos últimos años fue editado un libro que contiene los textos ganadores y propuestas de trabajo para el aula, distribuido en todas las escuelas rurales del país
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Durante estos tres últimos años, más de 2200 estudiantes de zonas rurales recrearon diversas historias y tradiciones de sus pueblos
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Y asumieron la gran responsabilidad de convertirse en voceros de sus respectivas memorias locales
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Eso los convirtió, de hecho, en promotores de la cultura autóctona en áreas de baja densidad poblacional y con dificultades para comunicarse con el resto del país
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No es poco
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Rescatar las tradiciones es un deber de todos, pero no todos lo cumplen
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Restablecer la vigencia de maltratadas memorias del "pago chico" formará a quienes abordan esa no tan sencilla labor no sólo como personas, sino también como ciudadanos
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La palabra de los jóvenes estudiantes, con la fuerza de su ingenuidad y de su esperanza, aguarda de los adultos una educación que torne factible la sana intención de integrar en un bloque monolítico la natural diversidad de nuestra vasta geografía
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La Nacion

viernes, 27 de abril de 2007

"La única manera de combatir la violencia es con solidaridad"


Lo afirma Carlos Mina, estudioso del tango y experto en análisis de mercado

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sábado, 24 de febrero de 2007

IDENTIDAD CULTURAL Y CRECIMIENTO


"La cultura es ahora factor clave para el desarrollo económico"


En la globalización, la identidad cultural hace la diferencia.

Todos sus rasgos pueden ser motores para el crecimiento, dado que éste depende de la acumulación de saberes y de la capacidad creativa colectiva.

ALDO FERRER - economista

En la globalización, la identidad cultural hace la diferencia. Todos sus rasgos pueden ser motores para el crecimiento, dado que éste depende de la acumulación de saberes y de la capacidad creativa colectiva.

por Julio Sevares.

Se suele decir que economía y cultura se vinculan cada vez más en los países desarrollados. ¿Cómo cree que pueden interrelacionarse esos ámbitos de manera eficaz?

—La cultura es ahora un factor clave del desarrollo económico. Esto está reconocido ya por la teoría moderna de desarrollo, que no se restringe a lo específicamente económico y tiene en cuenta todos los aspectos de la vida social. Vida social que incluye lo político, la tradición, los conflictos históricos. Esta inclusión no es caprichosa. Parte de la idea de que el desarrollo es un proceso de acumulación de saberes, de capacidad de creación colectiva, de organización de la sociedad. Por ejemplo, la teoría le da una gran importancia a las instituciones que organizan la vida de la sociedad y que son, entre otras cosas, las encargadas de resolver conflictos. Esto se da, además, en un escenario global que confronta a la sociedad con enormes desafíos. Yo creo que donde efectivamente vivimos en una aldea global es en la información y la cultura. Y sin embargo, lo que afirma la presencia de un país en el mundo es su propia identidad. La suerte de una sociedad depende, entre otras cosas, de cómo haga frente a ese escenario. Puede aprovechar las oportunidades para avanzar en su proceso de acumulación o puede estancarse y hasta desarticularse.

¿De qué depende que una sociedad aproveche la globalización o sufra por ella?

—Los países que aprovecharon las oportunidades son los que han tenido capacidad de vincularse al mundo a partir de la acumulación de ciencia, de tecnología, de educación, de materiales institucionales, de práctica democrática. Es decir, de todo lo que hace a la esencia misma del desarrollo social.

Para referirse a estos procesos, usted acuñó el término de densidad nacional. ¿Qué significa?

—Precisamente, la densidad nacional es el conjunto de factores que determinan la capacidad de una sociedad de responder a esos desafíos de la globalización y está muy ligada a la cuestión social. Aquí cuentan el grado de cohesión de una sociedad, la capacidad de consolidar liderazgos, la capacidad de generar pensamiento crítico, su solidez institucional. A mí me gusta hacer una diferencia entre lo que es la densidad nacional y la identidad nacional. Porque la densidad corresponde a este conjunto complejo de factores sociales, políticos y culturales, mientras que la identidad está esencialmente ligada a la cultura. Y fíjese, una sociedad puede tener, al mismo tiempo, una fuerte identidad cultural, pero una baja densidad nacional, porque le faltan otros factores decisivos.

¿Cómo ve el componente cultural en la actualidad?

—Yo creo que Argentina es un país de una enorme riqueza cultural, en su música, en su literatura, en su pintura. Y además, la cultura argentina tiene una fuerte presencia en el mundo...

Como sucede en estos momentos con el tango, un tema que usted conoce muy bien.

—Así es. Creo que el tango sin duda es nuestro. Pero esta difusión masiva está expresando sentimientos sobre cuestiones esenciales a la condición humana, como el paso del tiempo, el amor perdido, la distancia, la muerte. Y los expresa desde la perspectiva idiosincrática argentina y del Río de la Plata. Pero la situación del tango también es sintomática de uno de nuestros problemas históricos, porque tanto la primera aceptación como el actual rebrote del tango en el país vinieron por un reconocimiento de afuera. Es como si nosotros necesitáramos que otros nos reconocieran para reconocernos nosotros mismos. Esta es una de nuestras debilidades en materia de densidad nacional: la dificultad para reconocer lo que uno es, sin necesidad de que se lo digan desde afuera. La Argentina, por razones complejas de su evolución histórica, ha tenido siempre un problema en lo que respecta a la mirada externa.

¿A qué lo atribuye?

—Tal vez se debe a la fuerte inmigración a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la Argentina era uno de los países más globalizados del mundo. Otra razón puede ser la concentración del poder y la asociación de las élites con los poderes transnacionales y en particular con Inglaterra. Esto yo creo que generó problemas para articular una actitud más nacional, abierta al mundo, pero arraigada más en lo propio.

¿Cómo juega esta característica en el mundo actual?

—En forma negativa, porque la capacidad para enfrentar la globalización está vinculada con la densidad nacional, porque la acumulación se da siempre en el espacio nacional. La idea de que es posible acumular, desarrollarse en un espacio global, es falsa. Históricamente el desarrollo se da siempre con la interacción de los sectores dentro de un espacio nacional, en la construcción política, en la capacidad de tomar decisiones. Aun en esta época de globalización tan intensa, el espacio decisivo sigue siendo el nacional.

De los factores que forman la densidad nacional, ¿cuál es actualmente el que hay que tener más en cuenta?

—Creo que el de la cohesión social. Yo creo que hay fracturas muy profundas en la sociedad argentina, una fuerte concentración de la riqueza y del ingreso, sectores importantes de la sociedad marginados. Todavía hay una alta tasa de desempleo, una asimetría en las oportunidades a las que tiene acceso la población. Yo diría que el principal desafío desde el punto de vista de la construcción de la densidad nacional es construir la cohesión social, que está seriamente dañada por el desempleo, por la desindustrialización, por la exclusión. Por eso, diría que el punto fundamental, el gran desafío de la Argentina, es reducir su fractura social.

¿Y luego?

—Otro aspecto es reconocer los recursos que tenemos. El país ha demostrado que puede salir de una crisis profunda y que tiene recursos para ponerse de pie con sus propios medios. Porque hemos salido de esta crisis con lo nuestro, sin pedirle nada a nadie, pagando deudas y duplicando la tasa de acumulación, con ahorro propio. Hubo un despliegue fenomenal de la respuesta de la producción, en el campo, en la industria, en la construcción. Una vez que nos hemos demostrado que tenemos esas capacidades, el gran desafío sigue siendo construir el futuro nacional con equidad, con oportunidades, educación, salud, seguridad. Integrando el sistema de ciencia y tecnología al aparato productivo. Volviendo al tema de los recursos, por ejemplo, tenemos tecnología nuclear. y a este sector se le presenta un escenario en expansión.

¿Cómo lo imagina?

—Es muy probable que la energía nuclear vaya a ser más importante que el petróleo y nosotros tenemos posibilidades en ese campo. Argentina compitió internacionalmente por la construcción de un reactor en Australia que requería disponer la más alta tecnología y ganó. Tenemos que aprovechar al máximo el potencial disponible para construir centrales, para administrarlas.

¿Es decir que estamos en condiciones de dar buenas respuestas a la globalización?

—Sin duda. Mire, la globalización es un dato del mundo contemporáneo, el comercio, las finanzas, las empresas.

La globalización no es buena ni es mala, depende de lo que uno haga con ella. Nosotros dimos pésimas respuestas, vendimos el patrimonio nacional, desindustrializamos el país, nos endeudamos...

Hicimos la mayor cantidad de desatinos, respecto a las respuestas a la globalización. Yo creo que esto fue consecuencia de la debilidad de densidad nacional, del conflicto político, de la fractura social.

Por eso tenemos que construir esa densidad nacional, para insertarnos en el mundo de otra manera. Y, de hecho, me parece que estamos demostrando que esto es posible.

Mire, hace muchos años, en 1983, en el libro Crecer con lo nuestro, desarrollé la necesidad de rescatar la idea de que los países se construyan en primer lugar con sus propios recursos, con sus talentos. Y, a partir de allí, con su relación con el resto del mundo.

A contramano de lo que sostiene el neoliberalismo. No hay ningún país en el mundo que se haya construido sobre el modelo neoliberal. Los países se construyen desde adentro hacia fuera y no a la inversa.

Copyright Clarín, 2007.





jueves, 22 de febrero de 2007

SCOUTS - GIFTS FOR PEACE


Gifts for Peace is the key centennial programme for all Scouts to tackle local issues and make a difference in our communities.

These Gifts for Peace are gifts of education, understanding, tolerance and respect for others, given by Scouts in the form of community projects
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domingo, 21 de enero de 2007

RESPUESTAS SOLIDARIAS O GENTE GAUCHA?

Las respuestas solidarias que a diario brinda la sociedad argentina para paliar desventajosas situaciones económicas y de salud de muchos compatriotas se han vuelto ya, afortunadamente, una costumbre.

Pero esta actitud tan generosa tiene, por desgracia, su correlato en la burocracia y la falta de satisfacciones que el Estado da a esos mismos problemas.

En efecto, semanas atrás, por intermedio de LA NACION, se hizo un llamado a la solidaridad para pedir una bicicleta para Camila Costa, una niña de seis años, a quien se le diagnosticó un cáncer de mandíbula, y, más recientemente, una prótesis de cadera para otra niña, también de seis años y también llamada Camila.

La reacción solidaria fue tan inmediata para los dos pedidos que ni las niñas ni sus parientes ni los voluntarios de las ONG que habían acudido en su ayuda daban crédito a lo que ocurría.

A muy pocas horas de haber sido publicada la noticia, ya se había resuelto el problema para las dos.

Una vez más la solidaridad de la gente había superado todas las expectativas.

Hasta aquí la alegría de comprobar cuánto de noble hay en nuestra comunidad, porque no sólo fue rápida la reacción sino que los ofrecimientos se multiplicaron y llegaron de todos los sectores sociales: "Chicos jóvenes, gente grande, con poco o mucho dinero", como declaró una de las voluntarias.

Pero hubo también otras llamadas.

Por ejemplo, de funcionarios de los ministerios de Salud y de Desarrollo Social muy preocupados por el segundo caso.

Porque estas muestras de solidaridad de la población habían dejado al desnudo otro problema:
un Estado ausente, por efectos de la burocracia, la desidia y la falta de control.

EDITORIAL II
La Nacion

martes, 16 de enero de 2007

UTOPIAS ARGENTINAS SIGLO XXI

En el siglo XXI, no habrá nada más revolucionario que la humanidad solidaria en acción.
NOTA AMPLIADA: